¿Qué significa Baal?

La palabra baʿal significa simplemente “Señor” en las lenguas semíticas. Es un título de autoridad, no un nombre en sí. En aquella época, cuando alguien decía “Baal”, podía estar refiriéndose al dueño de una casa, al amo de un terreno o al patrón de un pueblo. En religión funcionaba igual: cada ciudad‑estado tenía a su dios principal, y a ese dios se le llamaba Baal, “el Señor”.

Entre cananeos y fenicios —parientes culturales y lingüísticos de los israelitas— Baal designaba a la deidad patrona del lugar. Por eso había muchos “Baales”, no uno solo. Uno de los más conocidos fue Baal Hadad, dios de la tormenta, la lluvia y la fertilidad agrícola. Tan popular fue que, durante siglos, decir simplemente “Baal” era casi automáticamente referirse a Hadad. Y esto no era raro: otras culturas hacían lo mismo. Los israelitas llamaban a Yahveh Adonai (“mi Señor”), los griegos decían Kyrie, los romanos Dominus; en náhuatl, un título aproximado sería Teotl.

(Imagen Baal Haddad)

Ball hadad

Los muchos Baales del mundo antiguo

Existían muchos otros baales, cuyos nombres reflejan la región, ciudad o función específica del dios al que se referían. Entre los principales tenemos a

  • El: el dios supremo cananeo, el creador, del que viene el hebreo Elohim. En algunos textos del Génesis parece mezclarse con Yahveh.

  • Baal Hadad: el dios de la tormenta, la lluvia y la fertilidad. Venerado en Ugarit, Sidón y Tiro.

  • Melqart: el gran patrón de Tiro, un dios de muerte y resurrección. Más tarde los griegos lo identificaron con Heracles.

  • Eshmún: dios de la curación, muy adorado en Sidón.

  • Baal Hammon: dios supremo de Cartago, pareja de la diosa Tanit.

Y si seguimos rascando, la lista se vuelve casi interminable:

  •  Baal Tzafón, o "Señor del Norte", asociado al monte Sapan, cerca de Ugarit (en la actual Siria). Era una deidad de las tormentas y los mares.

  •  Baal Shamem, que significa "Señor de los Cielos", probablemente un título celestial para un dios supremo. Fue adorado ampliamente en Fenicia y también en Cartago.

  •  Baal Sidón, el Baal de la ciudad de Sidón, patrón local de esa urbe costera.

  • Baal Marqod, llamado "Señor de la Danza", aunque se desconoce con certeza su función o ubicación exacta.

  • Baal Qarnaim, "Señor de las Dos Cumbres", probablemente vinculado a alguna región montañosa sagrada.

  • Baal Lebanon, el "Señor del Líbano", conectado simbólicamente con las montañas y los cedros del Líbano, elementos centrales en la identidad fenicia.

 En resumen: aunque algunos dioses fueron más importantes y su título de "Baal" llegó a volverse casi sinónimo de su identidad (como Melqart en Tiro o Baal Hammon en Cartago), Baal no fue nunca un dios único. Era una forma de llamar al dios local principal, del mismo modo en que los israelitas llamaban “Adonai” o “Señor” a Yahveh.

Cómo se convirtió en “el malo de la película”

¿Cómo pasamos de un título de respeto a un nombre que huele a azufre? En las tradiciones más antiguas, baal no tenía mala fama. Es posible incluso que al propio Yahveh se le aplicara alguna vez el título Baal Yahveh (“Señor Yahveh”) como señal de respeto. No habría sonado raro. De hecho, aparece sin problema en nombres propios: Jerubaal (Jueces 6:32), otro nombre de Gedeón; y Isbaal (1 Crónicas 8:33), hijo del rey Saúl, que más tarde se “limpió” como Es‑boset (“hijo de la vergüenza”).

Pero conforme el culto a Yahveh se consolidó y los sacerdotes afirmaron su poder, Baal empezó a sonar a rival. En Jueces 2:11‑13 ya se dice que los israelitas “sirvieron a los Baales”; el término pasa a significar “dioses extranjeros”. En 1 Reyes 18:18‑40 tenemos la famosa escena de Elías contra los profetas de Baal en el monte Carmelo: aquí Baal queda como enemigo directo de Yahveh. En Jeremías 19:5 incluso se mencionan sacrificios de niños a Baal:

Edificaron lugares altos a Baal para quemar en el fuego a sus hijos en holocaustos a Baal; cosa que yo no mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.

Y en 2 Reyes 1:2‑3 aparece Baal‑Zebub, el dios de Ecrón, con un apodo burlón que significa “señor de las moscas”.  Posiblemente se refiera a Ba’al Zebûl, es decir, «señor de la casa/morada/habitación». Ese mote despectivo pasará al Nuevo Testamento como Beelzebub, el “príncipe de los demonios” (Mateo 12:24). De ahí en adelante, el título de respeto se convirtió en insulto: los nombres que llevaban Baal se sustituyeron por boset (“vergüenza”) y el recuerdo de Baal quedó asociado a idolatría y corrupción.

Y el cristianismo se llenó de demonios

En el judaísmo original no existía propiamente un “diablo” como lo entendemos hoy. Ha-Satán, popularmente conocido como Satán, era simplemente un fiscal divino, un acusador que señalaba las faltas de los humanos ante Yahveh, parte de su corte celestial, era un angel que se sentaba a su lado y con el que a veces hacia apuestas. Por eso algunos rabinos dicen que ellos creen en ha-Satán, pero no en el diablo.

Pero en el cristianismo las cosas cambiaron. La figura del Satán se transformó en el enemigo absoluto de Dios, y los antiguos dioses de los pueblos vecinos fueron reciclados como demonios. El cristianimo adquirio una visión que maniquea con un enfrentamiento entre el bien y el mal.

Así nació la demonología medieval. En grimorios y manuales de exorcismo, Baal, Moloch, Astarté y compañía dejaron de ser dioses para volverse príncipes del infierno. En la Pseudomonarchia Daemonum (Johann Weyer, 1577) y en la Goetia (siglo XVII), Baal aparece como el primer demonio de la lista:

Baal es un gran rey y aparece con forma de gato, sapo y hombre al mismo tiempo, o con esas tres cabezas. Da el poder de la invisibilidad.

Moloch —que probablemente no fue un dios, sino un tipo de sacrificio o rito— se convirtió en un demonio sanguinario, príncipe del infierno. Collin de Plancy, en su Dictionnaire Infernal (1818), lo describe así:

Moloch, príncipe del infierno, preside los sacrificios de sangre. Exige que los padres entreguen a sus hijos.

Baʿal Zebub, que en la Biblia era un apodo sarcástico, pasó a ser uno de los siete príncipes del infierno. La diosa fenicia Astarté se rebautizó como Astaroth, un duque infernal; y Belial, término hebreo para “maldad” o “inútil”, se transformó en demonio mayor. En pocas palabras: los antiguos dioses rivales terminaron convertidos en parte del bestiario infernal de la Edad Media.

Y llegó ese gran “fanfic” de la Biblia, la Divina Comedia de Dante, que nos trajo mucha de la imaginería popular asociada a los demonios. Dante usa el nombre Belzebù (Beelzebub, del hebreo Baʿal Zebub, “señor de las moscas”) como otro nombre del Diablo, junto con Lucifer y Satanás.

De la Biblia al cine y los videojuegos

Siglos de prédicas, grimorios y sermones acabaron por dejar a Baal marcado como el demonio por excelencia.  Veamos algunos ejemplos de su evolución:

Siglo XVI (1500s)

  • Demonología renacentista: Johann Weyer publica la Pseudomonarchia Daemonum (1577). Ahí Bael/Baal encabeza la lista de espíritus (poder de “invisibilidad”, etc.). Reginald Scot (1584) difunde parte de ese material en inglés.

Siglo XVII (1600s)

  • Grimorios: el Lemegeton/Ars Goetia (compilación del XVII) describe a Bael con tres cabezas (gato/sapo/hombre) y como “rey” infernal; en 1904 se volvió popular por la edición de Mathers & Crowley.

  • Literatura cristiana: en Paradise Lost (1667) Milton nombra a los “Baalim y Ashtaroth” al listar deidades demonizadas tras la caída.

Siglo XVIII (1700s)

  • Uso judío positivo del título “baal”: Baal Shem Tov (“maestro del buen Nombre”), fundador del jasidismo; aquí baal conserva el sentido de “señor/maestro”, no demoníaco.

Siglo XIX (1800s)

  • Compendios y láminas: Jacques Collin de Plancy publica el Dictionnaire Infernal (1818; ed. 1863 ilustrada), que fija la iconografía moderna de muchos demonios, incluido Bael

  • Púlpito protestante: predicadores como C. H. Spurgeon usan “Baal” como emblema de idolatría al comentar 1 Reyes 18 (Elías vs. profetas de Baal). 

Siglo XX (1900s)

  • Reediciones ocultistas: la edición inglesa de la Goetia (1904) relanza a Bael en la cultura esotérica anglo.

Y no solo en la religión: la ficción moderna lo adoptó con entusiasmo. Hoy Baal aparece como dios maligno en novelas y películas, demonio infernal en obras de terror,  en la serie de TV Stargate, es un parasito extraterrestre que le gusta dominar a los humanos y jefe final en videojuegos como Diablo II o Bayonetta, veamos una pequeña muestra:

Cómics

  • The Sandman (DC/Vertigo)Beelzebub es uno de los señores del Infierno y forma parte de la tríada que gobierna junto a Lucifer y Azazel; actúa como poder infernal opositor al protagonista (Morpheus). 

  • DC (Edad de Oro y posteriores)Beelzebub aparece como demonio mayor en continuidad DC (p. ej. Captain Marvel Jr. #4, 1943), consolidado luego como entidad infernal recurrente. 

  • Hellboy (Dark Horse)Beelzebub figura como Príncipe del Infierno y antagonista en arcos donde las facciones demoníacas conspiran contra Hellboy.

  • The Wicked + The Divine (Image Comics)Baal (Valentine Campbell) es un dios reencarnado con arco de antagonista trágico en parte de la serie; su imaginería remite explícitamente a Baal/Baal Hammon.

Manga / Anime

  • Black CloverBeelzebub es el diablo que pacta con Zenon Zogratis (Tríada Oscura); funciona como poder antagonista de alto rango. 

  • Mairimashita! Iruma-kun (Welcome to Demon School!)Baal es el líder en la sombra del grupo terrorista Six Fingers, antagonista central de varios arcos.

  • Shūmatsu no Valkyrie / Record of RagnarokBeelzebub actúa como luchador del bando de los dioses y antagonista en el torneo (p. ej., contra Nikola Tesla).

  • Blue Exorcist (Ao no Exorcist)Beelzebub, Rey Demonio de los Insectos, aparece dentro del panteón infernal; su papel oscila, pero se presenta como entidad hostil en la mitología de la serie.

En la TV SciFi

  • Stargate SG-1 / ContinuumBa’al, Señor del Sistema Goa’uld, uno de los villanos más persistentes (interpretado por Cliff Simon).

Y en la conspiranoia

Por supuesto Baal no puede estar lejos de ese gran genero de ficción del siglo XX y XXI: Las teorias de conspiración. Veamos algunas de las mas imaginativas... y aun así, hay quien se las creyó:

  • QAnon / Pizzagate: afirman que “élites” rinden culto a Moloch/Baal y hacen sacrificios de niños. No hay evidencias; fue ampliamente desmentido tras provocar incluso un tiroteo en 2016. WikipediaVox

  • “El Arco de Baal”: cuando se instaló en 2016 una réplica del arco de Palmira (proyecto arqueológico), se dijo que era un “portal” para rituales a Baal. En realidad era el Arco del Triunfo de Palmira, parte del complejo del Templo de Bel/Belos, y la acusación fue catalogada como rumor infundado. SnopesThe Guardian

  • Bohemian Grove: videos del ritual teatral “Cremation of Care” y un gran búho totem se interpretan como culto a “Moloch”. El club usa el búho (Minerva) como emblema y celebra puestas en escena; no hay pruebas de sacrificios. Encyclopedia Britannica

  • CERN: un video viral mostró un “sacrificio humano” frente a una estatua de Shiva; conspiracionistas lo ligaron a Baal y portales “demoníacos”. CERN aclaró que fue una broma de personal acreditado; la estatua es un regalo oficial de India. ScienceThe Independent

  • “Baalenciaga”: tras el escándalo de campañas de Balenciaga, circuló que “Baal enci aga” significa “Baal es rey” en latín y que la marca promueve culto a Baal. Es falso; fue desmentido por verificadores

Así, lo que empezó como un título de respeto —“el Señor”— terminó convertido en el villano favorito de la cultura popular, confundido con demonios, satanizado por la tradición cristiana y usado como comodín para todo lo que suene “maligno”.