La cerveza ayudó a construir las pirámides

Junto a las grandes pirámides de Guiza se desarrolló una ciudad destinada a albergar a los trabajadores encargados de su construcción.

Esta ciudad tenía una población flotante: durante las épocas de siembra y cosecha albergaba a unas 1,500 personas, pero en la temporada de inundaciones —cuando los campesinos no podían trabajar sus tierras sumergidas por el Nilo— la población aumentaba hasta superar las 10,000 personas.

Esto convertía a la ciudad de los trabajadores en una de las más grandes del mundo antiguo. Aunque la mayoría de sus habitantes eran temporales y vivían en grandes dormitorios colectivos, también existía una población fija de artesanos y especialistas que residían allí con sus familias.

Toda esta población requería una enorme cantidad de alimentos. Buena parte de los víveres llegaba por el Nilo, y había centros especializados para su procesamiento: panaderías, mataderos e instalaciones para elaborar lo que probablemente era el bien más apreciado por los obreros: la cerveza.

Se estima que cada trabajador recibía tres raciones diarias, lo que equivaldría a unos 4 o 5 litros por persona. Tomando en cuenta la cantidad de obreros, esto implicaba una producción a escala verdaderamente industrial.

Pero no era la única planta cervecera del antiguo Egipto.

Cerca de Sohag, en Abydos, se descubrió lo que se considera la fábrica de cerveza más antigua conocida hasta la fecha. Se cree que data de la época del rey Narmer —alrededor del 3150 a.C.— considerado el unificador del Alto y Bajo Egipto. Esta planta estaba compuesta por ocho secciones de producción, cada una con 40 grandes vasijas de cerámica dispuestas en hileras, donde se calentaban granos mezclados con agua. La producción estimada de esta instalación era de unos 22,000 litros diarios.

En los templos funerarios de Abydos —cercanos a las tumbas reales del período predinástico— se han hallado miles de jarras de cerveza, lo que confirma su papel importante en los rituales religiosos. La cerveza era una ofrenda común a los dioses y formaba parte esencial del culto funerario.

Era, además, la bebida más común entre las clases trabajadoras. La consumían tanto adultos como niños, y no era considerada una bebida alcohólica en el sentido moderno. Se trataba de un líquido espeso, dulce y nutritivo, que podía formar parte de la dieta diaria. Las clases altas, por su parte, preferían el vino, más costoso y elaborado.

Cabe aclarar que la cerveza egipcia difería bastante de la actual. No contenía lúpulo —ingrediente que da el sabor amargo a la cerveza moderna y que no se empezó a utilizar sino hasta el siglo IX d.C.—. Además, era habitual mezclarla con ingredientes como miel, dátiles, especias o incluso queso.

Desde el punto de vista sanitario, la fermentación hacía de la cerveza una opción más segura que el agua, ya que ayudaba a eliminar bacterias y parásitos comunes en ese entorno.

Aunque la cerveza fue inventada por los sumerios, el consumo y la producción masiva que alcanzó en Egipto fue tal que la convirtió en símbolo de su civilización. Era, sin exagerar, la bebida de los dioses… y de los obreros que construyeron las pirámides.

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Referencias